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La cara oculta de la cerveza: las cervezas afrutadas

La cara oculta de la cerveza: las cervezas afrutadas

En los bares españoles es tradición que todos bebamos la clásica cerveza radler, o cerveza rubia como es más conocida. Tanto es así que muchas personas no beben otro tipo y desconocen que existe la cerveza lambic afrutada, una variedad que se bebe mucho en otros países.

Este tipo de cervezas, además, es de esa clase que gusta a aquellas personas que odian el sabor amargo de las radler, por lo que es una buena forma de introducir en este apasionante mundo a los que en un principio son reacios a beber “cerveza rubia”.

¿Qué tiene de especial una cerveza lambic?

Las cervezas tipo lambic son originarias de Bélgica, y en concreto de una zona que está muy cercana a la ciudad de Bruselas.

Para conseguir este tipo de cerveza se usaba el agua de un río de la zona, agua que contenía una serie de microorganismos que hacían que la cerveza fermentase sola en grandes tanques abiertos.

Además, esta fermentación era muy explosiva, produciéndose unas enormes cantidades de CO2 y también una gran cantidad de alcohol, que se une a un sabor muy ácido, muy fuerte.

Este sabor no es para todo el mundo, de manera que a muchas de estas cervezas se les añaden frutas como las cerezas que se encargan de equilibrar un poco la acidez y les dan un punto dulce, además de subir el nivel del alcohol.

De esta forma, podemos decir que las lambic, tanto las normales como las afrutadas, son cervezas para aquellas personas que buscan un sabor distinto, para paladares muy habituados a experimentar con los matices, aunque es cierto que aquellos a los que disguste el sabor amargo de la cerveza y no sean bebedores habituales también las disfrutarán, en especial las afrutadas.

Las cervezas afrutadas para introducirse en este mundo

Si las lambic son cervezas más adecuadas para personas experimentadas, las afrutadas son ideales para introducirse en el mundo de la cerveza.

Este tipo de cerveza no es nueva, ya que parece que los chinos hace ya varios milenios mezclaban fruta con la cerveza, pero lo cierto es que los maestros de estas mezclas son los belgas.

Los belgas, a diferencia de los alemanes con sus leyes de pureza de la cerveza, no han tenido problemas al experimentar añadiendo frutas a la cerveza, con excelentes resultados.

De este modo, podemos disfrutar de cervezas con todo tipo de frutas, como las fresas, las frambuesas o las cerezas, unas cervezas con un color muy apetecible que tiene poco que ver con el color de las que nos sirven en los bares.

Su contenido en alcohol, a diferencia de muchas lambic, es muy bajo, con porcentajes que no suelen sobrepasar el 3 %; y de ahí que digamos que son las mejores para los que no son bebedores habituales, tanto por su color, como por su sabor y su suavidad.

Para finalizar, las cervezas afrutadas no solo gustan a los que se acercan al mundo de los lúpulos y las cebadas por primera vez, sino que también son adecuadas para los paladares con más experiencia, que disfrutarán buscando nuevos sabores, algunos muy atrevidos como el coco.